Si el pterigion no invade el eje visual, las posibilidades quirúrgicas de éxito inmediato son
muy elevadas (superiores al 95%).
La cirugía se realiza bajo anestesia local.
Durante la cirugía, el ojo del paciente está abierto con un separador y se le protege la zona
de la cabeza con un campo estéril, que no impide que pueda respirar y hablar con
normalidad.
El procedimiento consiste en colocar el ojo del paciente bajo un microscopio. A continuación,
se le indica que dirija la visión hacia un punto determinado. El cirujano realiza la escisión del
pterigion y coloca una pequeña porción de la conjuntiva del mismo paciente sobre el lugar
en el que se encontraba la lesión. Al finalizar, se colocan suturas absorbibles o se utilizan
adhesivos tisulares (pegamentos biológicos) para evitar el uso de suturas.
Después de la cirugía se ocluye el ojo del paciente con un parche, que se retira,
aproximadamente, pasadas 24 horas.
El ojo suele estar rojo durante algunas semanas.
RIESGOS
Como toda cirugía, no está excenta de complicaciones, algunas de ellas son las siguientes:
Infecciones (0,05% de riesgo)
Pérdida de transparencia de la zona intervenida
El adelgazamiento de la córnea
Un granuloma por cuerpo extraño
Cicatriz conjuntival hipertrófica
Asimismo, en un 10 % de los casos el pterigion puede reaparecer, en ocasiones, con mayor
agresividad si la intervención previa no se ha realizado correctamente.